Atado al vacío
- Cuchu Uruchurtu
- 28 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Desde pequeña sabía lo que quería hacer el resto de mi vida
eso dijo
aquella chica risueña y deportista olímpica de la tele
Mamá se admiraba
Yo también, si mamá la admiraba era por algo.
Crecí con una certeza, una promesa moderna
de movilidad
de esfuerzo
de mérito
Canal 5 me cuidaba y enseñaba
La escuela era un trámite, engorroso. Un deber
un sacrificio necesario
todo menos placer.
Lloré cientos de veces
Mojé la banca por no poder decir lo
básico.
¿Puedo ir al baño?
Charco de orina.
Miedo al sí lógico. Miedo a ser el centro.
Artista de la simulación, de resistir y del
autoengaño.
Por dentro ilusión de control
por fuera olor a orines y piedad.
Compasión.
Charcos sobre la banca, mis nalgas pegadas
al asiento
al deber
al dictado perfecto
a la memoria
al plan maestro.
La rebeldía llegó de todas formas, no fue la
ciudad, sí el campo. La libertad, la certeza de
que mis piernas me llevaran a cualquier lado,
rodeado de caminos de tierra, curiosidad. Falsa seguridad,
tangible libertad y desfachatez.
Un día al mes libre de tarea
Un día a la semana libre de tarea.
¿Tarea, para qué?
8.0 de promedio. Suficiente.
Vacío. Anteojera.
Ciega virtud de confiar.
Pero sobre todo miedo de fallar, el plan estaba diseñado.
De todas formas fallé y lo volveré a hacer.
Me arrastro, me masturbo, disimulo, exploto. Me casé.
Fui Alexander Supertrump versión texcocana.
La soberbia naif fue la anteojera principal.
Tranquila consciencia que se fue agotando conforme
vivía y deseaba.
Drogarme era un deber, a la curiosidad la mató el deber,
el chico cool y clasemediero de Cuernavaca.
El sueño romántico, la cabeza viviendo en paralelo.
El cuerpo en orfandad. Chipeado por el dictado perfecto,
grabado en la cabeza, memorizado y nunca cuestionado.
El deber del placer snob
El conocimiento como mascara, el no conocimiento como
estética y palabras habitadas incomodamente.
Hábito concreto el de preservar la música,
disfrutarla, soñarla y absorberla en el tunel,
en la limo popular.
Frustración y escape. Escape necesario. Cuerpo harto.
Daño colateral, fractura primera, titanio rajado por
exceso y el mimo inmerecido.
Aventuras dispersas, resentimiento salpicado,
en otrxs
en otros
en otras.
Explosión interna, detonamos los
cimientos del plan.
Y seguimos...
Con los pies atados,
enfermos
empieza a brillar una nueva convicción
deforme, sin color, pero que puede tocarse
sentirse
adaptarse.
Puede ser ancla y cuerda, toca asirse a ella
subir el abismo,
de a poco, con lo mío y las mías.
Quizás es volver a empezar.
Y habitar un nuevo vacío.
Y ya está.
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